Hace una semana que es oficial... Pero hasta anoche no me acabé de dar aludida con eso de cumplir años.
Casi un mes de celebración con un cierre reggae en el corazón de un barrio peleón y revolucionario que finalizó con un trayecto en metro revelador.
Hablaba con Eva... Del capricho del universo que me regaló un cruce de miradas intenso y una quema instantánea de las impurezas espirituales con un par de horas de música...
Y la conclusión es la misma... Nos obcecamos tanto en el tradicionalismo del amor prefabricado en pareja, del costumbrismo de la descendencia y de lo cotidiano de envejecer sacrificando, que no disfrutamos de las porciones de amor que si que hacen el todo. Conforme avanzamos en el trayecto de metro era como si todo irradiara una luz diferente... Todo está claro... Tengo amor.
Tengo mi porción de Eva, de Laia, de Mono y mil personas mágicas más que envuelven mi mundo... Tengo mi porción de música... una parcela entera... Música en directo, música en el coche, música mientras escaneo documentación o friego los platos.
Tengo mi porción de amor cuando mi madre me cocina esas lentejas que me encantan y me carga el maletero de tuppers para un mes.
Tengo mi porción de amor cuando tengo esos ratos por y para mi misma.
Tengo mi porción de amor al dejar entrar personas maravillosas en mi vida y en mi corazón.
Tengo mi porción de amor en la monotonía y en las aventuras.
Tengo. Soy mi yo completo y lo demás fluye y fluirá a su debido tiempo.
En otro orden de cosas... UN MES DE CUMPLEAÑOS!!
Estoy cansada solo de pensarlo. Pero si empezó fuerte con un concierto y un beso, ahora que lo pienso, acabó suave con un concierto y unas miradas.
Pero entre medias... Esto va así...
Con mis chicas:
En la oficina...
La noche del sábado... con una cena en un gallego con mago incluido y un poco de reggae... y algo más...
Y un cierre de domingo merecido y tranquilo...
Si esto no es amor, que baje Odin y lo vea.
Feliz Febrero de locura!
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