ViñaChronicles II.

Así pues, queridos bastardos, la primera noche fue un desastre.

Núria dormía como un tronco sobre ese lecho de piedra caliza que teníamos por cama mientras yo, pobre de mi, me comía con papitas a los fiesteros de dos portales más abajo. Pero... milagro! El sol empezó a despuntar y decidieron tomarse un respiro para descansar... y al fin. Silencio.

En el mismo momento en el que empezaba a caer rendida por el sueño y el cansancio del viaje... El puto camión que limpiaba los lavabos. Así que, percatándome de que los desinfectaban a conciencia, aproveche para poder ir tranquilamente. Para mi sorpresa, ya había mucha gente en pie, gente que llegaba buscando parcela, gente que iba en busca de café como un zombie (o como una piva saliendo de cualquier discoteca de moda con taconazos a las 6 am). A la vuelta a nuestra choza me percaté de dos cosas:

1- Mi silla ya no estaba frente a la tienda y
2- Los vecinos estaban sentados en petit comité comentando la fiesta que para ellos terminaba.

Creo que se dieron cuenta de mi desolación me comentaron que habían cogido mi silla y al poco eso segundo contacto humano derivó en una invitación formal para unirme al clan. Cuando al fin Núria despertó su cara fue épica "Mierda, a las 9 y ya está socializando..."
Puesto que el segundo turno amaneció, nuestros recién estrenados camaradas se dispusieron a dormir y nosotras a organizarnos y  a hacer acopio de los enseres que quedaban en el pequeño tanque, que por suerte, seguía intacto en el descampado.

Una hora después el que nos informó de sus ronquidos de ultratumba despertó y compartió unos mates conmigo... Listo, ya eramos familia... Después de eso nos fuimos a recoger las pulseras del todo incluido (música, Resort Spa y barra libre) y resultó ser así como un ritual ancestral donde gente disfrazada, ebria y demás, bailaban danzas tribales al conseguirla (o algo así), a parte del muchacho tumbado a las 12 de la mañana a pleno sol entre la maleza.


Nosotras, que no se diga nos hicimos un foto... Y de ahí vuelta junto con nuestra familia de acogida. A partir de ahí la cosa ya degeneró un poco... cerveza, risas, búsquedas desesperadas de sombra, y tu de donde eres? y asaltos a la tienda de los norteños que no aparecían...


Y al fin, la música... Música por todos lados... Rap, Reggae, Rock... Música por todos lados, emociones sin contener, gritos, puños al aire, abrazos... 
Pero sobretodo Ilusión... ilusión compartida con miles de almas allí reunidas con un mismo fin... sentir, vivir, disfrutar!


Con Santo y Tosko reafirmé mi reconciliación con el rap, con el de batalla, con el de por y para la gente que lucha día a día, por la familia, por la música, por los sueños...


Y con Reincidentes... Me quedé sin palabras. Sin palabras por la vitalidad que regala algo como la música...

Y esa noche "dormí", a trompicones y a pedradas en la espalda pero feliz y muy ilusionada por esa experiencia que nos empezaba a regalar ViñaRock.

Aún queda las historias más divertidas, pero como el blog es mio me permito sentimentalismos con algo como la música.

Por que yo, soy música.

2 comentarios:

  1. Espero que no sean santo y tosko los únicos de rap que viste... Aquí me faltan vdv y Jahsta mínimo.

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  2. Antes de nada, consejo de blogger a bloggera: cuando añadas fotos haz click encima de la foto y de las opciones que te salen debajo selecciona el tamaño "extra grande", esto lo que hará es ajustar la foto al máximo según lo que mide tu blog, así las fotos se ajustan al ancho al publicar la entrada y no se ven en tamaño Hobbit como se ven ahora :P.

    Y bien, música, sentimiento, cervezas y buenrollismo vario... ¿pero hubo salseo o no? Aquí las cartas sobre la mesa... >:)

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