Hoy vengo como el día en la ciudad condal, mis queridos
bastardos, y con un humor así de “ I don’t have the pussy for little lanterns”.
Y es que me duele la patata de ver el mal trato tan gratuito
que se le da a la Palabra. Y digo Palabra, así, en mayúscula, porque tendría
que ser un nombre propio… Tendría que tener un impacto visual importante para
que la gente empezase a valorarla y a usarla de forma debida, consecuente y
razonable. Y el que diga que las palabras
se las lleva el viento es porque es un descerebrado, sin honor y sin cojones
valor suficiente como para considerarse un hombre.
Porque, como el blog es mío y me lo follo cuando quiero, aquí
hablo, mayoritariamente, de los hombres.
De los hombres que conocí y conozco (Y posiblemente, conozca) y que la mayoría son
un manojo de gañanes vividores carentes de conexiones neuronales y que, para
colmo, se creen los jodidos Einstein del siglo. Así que después de mucho
meditar la denominación científica, hoy vengo a hablaros de los Yate.
Son esos que se tragan sus propios Ya te llamaré o Ya te
digo algo. Ya son ganas de hacer perder el tiempo. Incluso cuando lo sueltan
como coletilla en el momento de despedirse suena forzado y falso. Incluso usado
por whatsapp o Facebook suena falso. Ya no os digo como suena si el Yate en
cuestión se está vistiendo post fornicio.
Más huevos, y un par de buenas ostias, eso es lo que les falta a los Yate.
No es más fácil un… venga, hasta luego! Que no toda esa
táctica de evasión de la que se está dando cuenta hasta la abuela de la mesa de
al lado? Porque no podría contar cuantas veces he oído eso en la terraza de
algún bar. Lo peor de esto es que hasta que no te has comido unos cuantos Ya te
digo algo no aprendes a reconocer el tono que indica que tú también debes
deshacerte de ese teléfono/recuerdo/email. Y pasa lo que pasa, que hasta que no aprendes, duele. Y cuando aprendes te conviertes en lo que viene a ser un zorra implacable, como solía decir el Dr. House.
Así que un poco más de valor, o mejor disimulo, que no
estamos rellenos de piedras. Y tampoco estamos ni para perder el tiempo ni para aguantar tal desprestigio a algo tan bonito y honrado que tenemos como es la Palabra.
Dios, que miedo. No estas enfadada, esto va mas allá, se sale de la estratosfera, estas chocandole los cinco al saltador de red bull.
ResponderEliminarEs lo que tiene lo de ser una bloggera mala!
ResponderEliminarHi5!