Los Sin Nombre.

Lunes, mis queridos bastardos, y en mis auriculares suena You and Me de S.O.J.A Feat Chris Boomer y me he puesto romántica. Así como con ganitas de mimosear y de que me cojan la mano para uno de esos primeros besos que te rompen en mil pedazos el alma, el corazón y los suspiros…

Pero ya se me ha pasado.

Hablando con mis dos chicas de la hora del picnic me he dado cuenta de que yo también estoy clasificada. Digamos que Miss M. (No daré nombres, por respetar intimidades) me ha denominado como Gatita Persa, de esas de que, si te descuidas, deja la suavidad tímida para sacar las uñas y dar un zarpazo. En cambio Miss S. ha dicho que soy más bien una  Zorrasca. Si os digo la verdad no sé cuál de las dos me gusta más.
Pero la verdad creo que no soy ni la una ni la otra.

Soy incluso asustadiza si encuentran el punto débil... Lo demás, todo puro teatro. Intento hacer lo que me rota sin lastimar a nadie, aunque a veces los daños colaterales son inevitables, ni engañar. Por ello tiendo a rodearme de los Sin Nombre y, no, no son ninguna secta ni asesores dignos de la mafia Yakuza (やくざ).

Los Sin Nombre son aquellos tipos que te llaman de forma bimensual para tomar un refrigerio un día cualquiera. Vamos que se acuerdan de ti cuando se aburren y no tienen nada mejor que hacer que pelar la pava con la chica maja de turno.
Y tu, que eres la chica maja, siempre le dices que si con la esperanza de que se repita más a menudo. Pero eso es algo que no sucede JAMÁS. Y ahí llega otra gran decisión o pasas de él o cambias las tornas.

Y llega un momento que te das cuenta de que cambiar las tornas es fácil, divertido, productivo y te convierte en el ser más poderoso en esta masacre sexual. Vamos, que si te decides a coger la sartén por el mango... Eres tu la que llama y ellos los que acceden. Hasta que, claro está, te aburres y pasas al siguiente. Por lo que pasas de ser "La chica maja" a "La gatita persa" que busca un rascador a ratos hasta que encuentra un tapizado de mejor calidad que destrozar y un esclavo que se pase las horas peinándote de forma delicada idolatrando tus cualidades. Entonces ahí ya cruzas la línea y entras esas espiral de maldad y odio, destructiva y castigadora contigo misma...Y, con lo rápido que pasa el tiempo, cuando te quieres dar cuenta tienes tanto dolor almacenado que estallas salpicando las paredes... Y os digo yo, que el dolor, tiene un color feísimo.

Pero a lo que vamos, Los Sin Nombre son aquellos que, en este mismo momento, me dispongo a eliminar de mi agenda... Porque, primero, no quiero ser como ellos y, segundo, que escoger el mal camino consciente y de forma voluntaria es de ser muy gilipollas.

Llueve, pero en algún momento saldrá el sol... seguro!