Tanto tiempo sin haceros caso, consciente de que esperáis unos cuantos relatos jocosos y drogatas acerca de mis días en Villarobledo y agotada por culpa de una alergia provocada por la vuelta a la civilización hoy os traigo algo mejor:
La llegada de mi parásito. Ha llegado pequeña, pero peleona. Nació justo antes de mi primer gran viaje y así lo hizo; en pie de guerra, mandando a tomar por culo al mundo, como las buenas. Y a mi me han bautizado con su llegada como la tía soltera, molona y ebria de la casa.
Y es que este pequeño milagro que es la nueva vida hace que aún queden llamas de esperanza.
Fuerza y honor y amor a la familia.
Esta tarde llegará la primera crónica del ViñaRock, prometido.
La tarde ha llegado y sin crónica nos hemos quedado.
ResponderEliminarPor cierto, felicidades tía soltera, molona, ebria y hombricida :P
(y por cierto vol. 2: estoy sin móvil, lo digo por si alguna noche has buscado desesperadamente mis palabras en la soledad de las sábanas y llama de una vela alejándose hacia la ventana donde repiquetean los copos de nieve de... bueno pues eso que no tengo móvil).