De la piel.


Y de sus múltiples peligros.

En otra de esas noches de excesos, donde la luz de una vela dio algo más que ambiente, amanecí con resaca... Resaca de sexo y nuevas sensaciones. Y de ideas... Muchas ideas.

Dibujar constelaciones, jugar con la llama de esa vela que dio a luz un montón de ideas, fotos pendientes... Y es que uno de los peligros de la piel con piel es ese... el estallido repentino de mil ideas en la cabeza.

Desperté y no hacían ruido... estaban ahí, como flotando en armonía... Saqué pinceles y lápices, láminas, las acrílicas y el sacapuntas. He buscado mis cuadernos de notas y los álbumes de fotos, que están llenos de esa creatividad oculta tras el miedo que se ha generado con el paso de los años y la negatividad del entorno.

Piel con piel, me redescubro y me dejo pintar, me permito dormir hasta las doce, tener tiritera en las piernas y escalofríos en el ombligo.



Piel con piel, me ordeno y me lleno de ideas, me vacío de esas pajas mentales premonstruales que se acentúan a lo largo de mi tercera década... Pero creo que empiezo a abrir los ojos.

Piel con piel en el balcón, tratada de señorita, renombrada Vitamina C oficial, con la idea de acoso ya en el ascensor, provocando en el balcón de forma consciente y consentida... Piel con piel, abrazando con las piernas y jugando con el contorno de las orejas y los hombros, respiro. Vaya tela, que diría el Soltero, entero y con perro.

Se que llevo días que no me sale el gamberrismo Feminazi, que diría mi superHero... Pero será que estoy empezando a verlo todo más claro... Y empiezo a verme más a mi misma.

Quien sabe, y hasta que lo sepa #QueNosQuitenLoFollao

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