Borrador.

Estoy llegando al punto de que tengo más borradores inacabados que entradas concretas y definidas.

Este cúmulo de ideas debajo de mis ojos va a volverme loca y aún no se como ponerles orden. Será que mi vida es ahora mismo un caos que no es ni mío.

Cuando creo que me equivoco, sin acabar de creerlo del todo, me siento patética y ridícula, cosa que me lleva a enterrar sentimientos y ternuras que me han caracterizado toda la vida. Hace unos días alguien me dijo que me había vuelto más ácida... más irónica... Y me disgustó.

Suelo equivocarme en escoger los destinatarios de palabras sinceras, de esas que salen desde el calorcito del corazón y del ruido del estómago... Pero, ¿ En serio me tengo que sentir ridícula? Claro que no.



Solo tengo que aprender a escoger a los receptores... Quizá el haber pasado toda la vida infravalorándome como mujer y como persona hace que dependa de esa necesidad... La necesidad de hacer saber a la gente que quiero o aprecio, de un modo y otro, lo que siento por y para ellos, la necesidad de hacerles saber que me preocupo por sus inquietudes, virtudes y defectos, la necesidad de sentir.

Empiezo a cansada de tener el corazón de piedra... pero es que así, es más fácil sobrellevar las ostias que más de un desgraciado propina de forma gratuita e inesperada. Será que tengo que dejar que ese calorcito y ese ruido llego primero a mi para corresponderlo...

A no ser que quiera tropezando con la vergüenza de sentirme tanto como nada...

¿A quien quiero engañar? Esa piedra la llevo desde pequeñita en el bolsillo para cuando quiero recordar que tengo un corazón que necesita sentir.

1 comentario:

  1. Cambia el corazón de piedra por el Alar, igual te sientes mejor.

    Hay que expresar los sentimientos sin temor alguno a lo que piensen los demás, es lo mas bonito y autentico.


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